La adolescencia constituye una etapa crucial en el desarrollo de la vida, una etapa de crisis y conflictos “normales” que se expresan en conductas marcadas entre la dependencia y la independencia extrema, caracterizada por la búsqueda de la libertad y la identidad personal, así como por el temor a la pérdida de la seguridad que otorga el camino vivido.

A todo este complejo proceso de cambio se suma la montaña rusa emocional que experimentamos a nivel interior. Ese sube y baja de emociones intensas y desconocidas que muchas veces no sabemos abordar, puede complicarnos el tránsito por este periodo vital.

A continuación, os comparto 6 claves que os puede colaborar en este maravilloso viaje de la adolescencia a la edad adulta, cuando ninguno de estos grandes pilares se ha integrado en esta etapa corremos el riesgo de tener un cuerpo de adulto y sin embargo seguir actuando y pensando como un adolescente, ¿os suena esto de algo?, ¿conocéis a alguien que le haya pasado?

  1. Autoconocimiento: entender qué siento.
    El punto de partida para una buena gestión emocional es saber identificar la emoción que estamos experimentando y ser capaces de ponerle nombre. Contar con un vocabulario emocional rico y variado nos permitirá comprender mejor los matices del sentimiento concreto que nos aborda. Para llevar a cabo esta tarea de inteligencia emocional con los adolescentes, podemos contar con recursos tales como la escritura, o el dibujo.

  2. La autoestima.
    La autoestima es la valoración que hace una persona de sí misma. Puede ser una valoración negativa, o positiva en función del valor que da a sus ideas, y pensamientos. La autoestima se origina a través de las experiencias vividas, del aprendizaje y de lo que opinan los demás respecto a uno mismo.
    Los niños que crecen sabiéndose valiosos, se desarrollan en un ambiente en el que se pueden apreciar las diferencias individuales, donde el amor se manifiesta sanamente, los errores sirven de aprendizaje, la comunicación es abierta, las normas flexibles, la responsabilidad se da con el ejemplo y la sinceridad es practicada, se sienten bien consigo mismos y en consecuencia son personas amorosas, saludables y competentes.

  3. Empatía: entender qué siente el otro
    Un aspecto imprescindible a desarrollar, es la capacidad de ponerse en el lugar del otro y comprender qué sentimientos o motivaciones le mueven.
    Según la teoría de Heider, al juzgar los actos de los demás, tendemos a pensar que son causados por su personalidad y no tenemos en cuenta el contexto. Así, podemos afirmar que “yo te grité porque estaba enfadado”.
    Sin embargo, cuando se trata del otro, asumimos que “él me gritó porque es una persona mala”. Debemos alentar a los adolescentes a realizar un análisis más profundo y reflexionar sobre qué mueve por dentro a la otra persona.

  4. Autocontrol: decidir cómo actúo ante mis emociones
    Hay que recalcar en este punto la palabra decidir, pues no se trata de reprimir la emoción, sino de ser capaz de actuar en lugar de reaccionar. No hay emociones buenas ni malas, solo útiles e inútiles en función de sus consecuencias.
    Por tanto, debemos alentar a los jóvenes a que sean capaces de sobrepasar el impulso primario y sopesar las consecuencias antes de pasar a la acción. De este modo, les enseñamos a usar sus estados emocionales como guías de actuación y a ser responsables de sus decisiones.

  5. Habilidades sociales: decidir cómo actúo ante las emociones ajenas
    Para ayudar a forjar una buena inteligencia emocional en nuestros adolescentes, hemos de fomentar en ellos el uso de la comunicación asertiva.
    Dicha comunicación les permitirá expresarse libre y respetuosamente y defender sus derechos sin pisar los del otro. También será la clave para aprender a gestionar conflictos y buscar soluciones de un modo pacífico y beneficioso para ambas partes.
    Esta forma de comunicación surge más fácilmente si ya tenemos integrados los anteriores pilares, autoconocimiento, empatía, autocontrol. Saldrá sola y será la señal de que somos adultos emocionalmente responsables
    En la comunicación Asertiva la clave está en pensar antes de hablar. Porque, aunque se sea honesto, el objetivo no es lastimar a otro con las palabras, el objetivo es expresar lo que se siente respetando las diferencias.

Mi invitación es ver la adolescencia como una etapa más en la vida, como la infancia, no como una fase que hay que pasar lo más rápido posible y que viene cargada de complicaciones.

Los adolescentes son fuente de inspiración, conectando con nuestros hijos adolescentes podremos también sanar cualquier conflicto o creencia generado en la nuestra.

Cree en ellos, Cree en ti!